jueves, 26 de septiembre de 2019

“Impeachment” contra Trump.


Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes, ha dado ls primeros pasos para la apertura de un proceso de 'impeachment' contra el presidente Donald Trump a consecuencia de lo que sea ha considerado un presunto abuso de poder.

Seis comités de la Cámara de Representantes deberán investigar si el presidente de EEUU trató de conseguir la colaboración de un país extranjero, Ucrania, para perseguir políticamente a un rival, Joe Biden. En el caso de que el dictamen sea favorable, el 'impeachment' podrá seguir adelante.

El 'impeachment' es, en principio, una moción de no confianza en la Cámara que se reserva para "serios crímenes y faltas" de altos cargos públicos, incluido el jefe del Estado y del Gobierno. Una vez que es aprobada por la Cámara pasa al Senado, donde se transforma en un 'juicio político' que, si es aprobado por una mayoría de dos tercios, implica la destitución del cargo afectado, en este caso el presidente, que pasa a ser reemplazado por el vicepresidente. En la historia de EEUU ha habido tres presidentes que han sufrido 'impeachment' pero ninguno ha sido cesado por el Senado. El único que dimitió de su cargo fue Richard Nixon, que lo hizo en mitad del proceso.

Si finalmente se lanza un 'impeachment' contra Trump, no hay duda de que no será destituido porque todos los republicanos del Senado - donde ese partido tiene mayoría absoluta - apoyan al presidente, con la única excepción de Mitt Romney.

Pelosi anunció la medida al declarar que "las acciones que hasta la fecha ha tomado el presidente han vulnerado seriamente la Constitución". La líder de la Cámara de Representantes se ha opuesto siempre a un 'impeachment' de Trump por la 'trama rusa' hasta el punto de que su liderazgo ha sido duramente contestado por el ala izquierda del partido. Ahora ha cambiado de opinión tras una serie de llamadas telefónicas con dos docenas de representantes demócratas que ganaron las elecciones de noviembre pasado en distritos que habían votado por Trump en 2016.

EEUU nunca ha celebrado una campaña electoral durante un 'impeachment'. Para el siempre cauto Partido Demócrata ése es un riesgo que no ha podido ser evitado. Políticamente, 2020 puede ser un año sin precedentes en EEUU.

Trump ha negado todas las acusaciones. Pero el presidente ha cambiado tantas veces su explicación que su credibilidad para la oposición es nula. Primero Trump lo negó todo. Después dijo que había hablado con el presidente ucraniano, Volodymyr Zemensky, para evitar que los Biden llevaran a cabo actos de corrupción en el país. Ayer, a su llegada a la ONU, Trump volvió a cambiar de línea argumental, y dijo que había cancelado la ayuda a Ucrania para obligar a otros países - fundamentalmente, europeos - a dar más apoyo a Kiev. Tres explicaciones en cinco días parecen demasiado. Para la oposición, es claro que el presidente ha tratado de presionar a un país aliado para que lleve a cabo una operación motivada políticamente contra un posible rival electoral.

El presidente también reaccionó con una decisión desafiante: entregar este miércoles a los demócratas la trascripción de la conversación telefónica que mantuvo con el nuevo presidente de Ucrania, Volodymyr Zemensky, y en la que, según el diario Wall Street Journal, le pidió ocho veces que iniciara una investigación de Hunter Biden.

La decisión de Trump de divulgar la grabación es insuficiente para los demócratas, que quieren que testifique en el Congreso la persona que difundió toda la presunta operación de Trump para obligar a Ucrania a investigar a los Biden. Esa persona, cuya identidad no ha sido desvelada, quiere testificar pero la Casa Blanca se lo ha prohibido alegando que, de hacerlo, podría desvelar secretos de Estado.

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