Tras
los violentos disturbios de la semana pasada, Cataluña se ha
convertido en otra de las muchas variables de peso de la campaña
electoral.
Pedro
Sánchez optó por la cautela,quizá en exceso según muchos, a la
hora de contener a los « manifestantes » Los ciudadanos
de fuera de Cataluña, sumados a buena parte de los no
independentistas catalanes, estuvieron esperando una reacción menos
comedida, sobre todo ante la violencia desatada en las calles de
Barcelona.
Todo
esto se ha reflejado en las encuestas de intención de voto, que
penalizan al PSOE (que cae) y señalan una subida del PP y
Ciudadanos. Sin embargo, siguen mostrando un país ingobernable salvo
por una coalición de los dos grandes partidos o que el PSOE formase
gobierno con los independentistas, cosa que a día de hoy no parece
probable.
El
PP de Pablo Casado sigue negándose a una gran coalición y Pedro
Sánchez, por su parte, sigue hablando de un gobierno de izquierdas,
a pesar de que ya fue incapaz de pactar con Podemos en un pasado
reciente.
En
clave económica, la tensión que se ha vivido en algunas de las
grandes ciudades catalanas, y en especial en Barcelona, tendrá un
grave impacto sobre el turismo, tanto nacional como extranjero.
Los
comerciantes de las zonas afectadas cuentan por miles las pérdidas,
entre destrozos y ausencia de ventas durante toda una semana. El
impacto sobre el empleo de la ciudad, sumado a la desaceleración
económica que estamos viviendo, hace suponer que en los próximos
meses tendremos cifras que confirmen la destrucción de empleo y la
recesión económica. Sin embargo, la noticia económica más
preocupante de la semana en Cataluña ha sido el anuncio de cierre de
la fábrica de Seat en Martorell. Lo cual nos hace prever una bajada
del PIB y de nuevo la pérdida de empleos.
De
todo esto concluimos que, si los disturbios y las huelgas continúan,
el independentismo podría dar lugar a un escenario desastroso para
la industria de Barcelona, afectando a miles de trabajadores.
By
LFP