Boris Johnson
presenta a la UE una nueva propuesta de acuerdo que supone un giro de 180º respecto a la solución que en su día propuso Theresa May
y en la que
Irlanda del norte permanecerá cuatro años más ligada a la UE para poder después
decidir si sigue en el Mercado Único o no. De esta forma se mantendría, durante
este primer periodo, dentro del Mercado Único comunitario para bienes industriales y productos
agrícolas, pero dentro del sistema aduanero británico para lo demás.
Johnson ha declarado que, según este
acuerdo, no habrá una frontera dura entre la Irlanda del Norte y la república
de Irlanda, pero no expone medios creíbles y eficaces para evitarla. También ha
recordado que se respetarán en todo momento el proceso de Paz y el Acuerdo del
Viernes santo.
El Primer Ministro británico ha recalcado
que, aunque su gobierno no quiere una salida sin acuerdo, no teme ese escenario
y se encuentra preparado para afrontarlo.
Las primeras reacciones de Bruselas han
sido de cautela y disposición a las negociaciones.
En los próximos días continuarán las
reuniones entre los equipos de ambas partes. La prórroga concedida a principios
de este año acaba el 31 de octubre y si el Reino Unido, y necesariamente también
su Parlamento, no dan el visto bueno y no hay una petición de prórroga, se producirá una ruptura sin acuerdo,
el peor escenario posible.
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