Una de las grandes
dificultades en las negociaciones sobre el Brexit ha sido ponerse de acuerdo
sobre el futuro de la frontera entre la República de Irlanda, una república
independiente que forma parte de la UE, e Irlanda del Norte, el territorio que
junto a Escocia, Gales e Inglaterra conforma Reino Unido.
Se conoce en inglés como backstop, y establece que si tras
el Brexit y después del periodo de transición (hasta diciembre de 2020),
Londres y Bruselas no llegan a firmar un acuerdo comercial, Irlanda del Norte
(que junto a Escocia, Gales e Inglaterra conforman Reino Unido) quedaría
sometida a algunas normas de la UE.
Con esta salvaguarda irlandesa se
quiere evitar el regreso de una frontera física entre las dos Irlandas. Muchos
parlamentarios pro-Brexit temen que eso podría dejar al Reino Unido atado a las
normas de la UE por tiempo indefinido.
1. ¿Por qué
causa fricción esta frontera en la negociación del Brexit?
El Acuerdo de paz de Viernes Santo, firmado en Belfast en 1998 y que puso
fin a tres décadas de sangriento conflicto en la región, contempla la ausencia
de barreras físicas en la isla que comparten la República de Irlanda e Irlanda
del Norte, territorio que pertenece a Reino Unido.
Desde entonces, los ciudadanos de uno y otro lado pueden cruzar la frontera
sin pasar por ningún control. La venta de bienes y servicios se realiza con
pocas restricciones, dado que ambos permanecen en el mercado común europeo y en
la unión aduanera.
Pero tras la decisión de Reino Unido de
abandonar la Unión Europea, que está previsto entre en vigor el 31 de octubre
de 2019, todo esto podría cambiar.
La República de Irlanda e Irlanda del Norte quedarían en dos regímenes
distintos, lo que implicaría que los productos puedan ser inspeccionados en la
frontera, algo que no quiere Reino Unido
A la Unión Europea tampoco le parece deseable, pero le resulta difícil
evitarlo si los británicos abandonan el mercado único y la unión aduanera.
A nivel político, la Comisión Conjunta
Norte-Sur de Irlanda advirtió que un Brexit que implicara establecer controles
en la frontera podría romper el Acuerdo de Viernes Santo y llamó a los
políticos a "reflexionar sobre sus
responsabilidades".
2. ¿Qué dice
el actual acuerdo de Reino Unido y la UE sobre esta cuestión?
Si bien tanto Londres como Bruselas acordaron desde un inicio no fijar una
frontera "dura" que supusiera la división de Irlanda, decidir cómo regular
ese límite y su funcionamiento ha sido un gran obstáculo debido a que el límite
entre las dos Irlandas pasaría a ser frontera exterior de la Unión Europea.
Han sido varias las posiciones al respecto. A día de hoy
la última propuesta de acuerdo presentada por Boris Jonhson, el 2 de octubre de
2019 a la UE explica que Irlanda del norte
permanecerá cuatro años más ligada a la UE para poder después decidir si sigue
en el Mercado Único o no. De esta forma se mantendría, durante este primer
periodo, dentro del Mercado Único
comunitario para bienes industriales y productos agrícolas, pero dentro del
sistema aduanero británico para lo demás.
Johnson ha declarado que, según este acuerdo, no habrá una
frontera dura entre la Irlanda del Norte y la república de Irlanda, pero no
expone medios creíbles y eficaces para evitarla. También ha recordado que se
respetarán en todo momento el proceso de Paz y el Acuerdo del Viernes santo.
El Primer Ministro británico ha recalcado que, aunque su
gobierno no quiere una salida sin acuerdo, no teme ese escenario y se encuentra
preparado para afrontarlo.
Las primeras reacciones de Bruselas han sido de cautela y
disposición a las negociaciones.
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