Las elecciones
presidenciales de 2020 en EEUU estarán, sin duda alguna, marcadas por el “impeachment”
contra Donald Trump que se está desarrollando en estos momentos.
El pasado 25 de julio
tuvo lugar una llamada desde la Casa Blanca entre Donald Trump y el presidente
ucraniano Volodímir Zelenski. En ella Trump le pedía que hiciera averiguaciones
sobre la posible corrupción de Joe Biden, precandidato demócrata a las
elecciones de 2020 y rival político de Trump, y respecto
a los negocios en Ucrania de su hijo, Hunter Biden, mientras su padre formaba
parte del Gobierno de Barack Obama.
El 12 de agosto
siguiente un informante anónimo lo denunció por escrito, basándose en más de
media docena de fuentes distintas. La identidad de este informante es un
secreto muy bien guardado, ya que su seguridad personal se podría ver
seriamente comprometida si se desvelara.
Por todo ello, la presidenta de la Cámara de Representantes
de Estados Unidos y tercera autoridad del país, la demócrata Nancy Pelosi,
anunció el pasado martes 24 de septiembre la puesta en marcha de la
investigación previa para el proceso de destitución o impeachment contra Donald Trump.
Nos encontramos ante
la cuarta ocasión en la que se intenta, en EEUU, destituir a un presidente en
activo.
Aunque los procesos
abiertos anteriormente contra Andrew Johnson, Richard Nixon y Bill Clinton,
respectivamente, no llegaron a prosperar, esta ocasión podría ser distinto.
Trump cuenta con unos
índices de popularidad muy bajos, en torno al 43% y aunque el proceso no goce
de mucho apoyo por parte de los norteamericanos en general, la simpatía al
mismo del sector indeciso de votantes, e incluso de votantes demócratas, se
espera que mejore tras conocerse la noticia del apoyo de figuras demócratas
moderadas a la petición.
No hay duda de que el “impeachment”
dará a Trump un argumento para moviliza a sus simpatizantes y de que un Senado
mayoritariamente republicano, a menos de que la investigación se posicione muy
en contra, acabará absolviéndolo. Todo ello unido al hecho del posible voto de
castigo de los indecisos al sector demócrata hartos de la persecución hacia el
presidente, ha hecho que Nancy Pelosi haya esperado tanto tiempo para promover el “impeachment”
y que tanto ella como otros moderados deseen un proceso rápido.
Sin embargo, un Congreso
centrado en la investigación tampoco conviene a Trump, ya que algunas de las
iniciativas claves para el presidente, como el acuerdo comercial con Mexico y
Canadá o las negociaciones con China, se podrían paralizar.
No obstante la
duración es una de las grandes incógnitas del proceso, ya que la Casa Blanca
podría demorarse meses en aportar los documentos o testigos que reclamen la Cámara
de los Representantes. Por otra parte, acelerar la investigación en exceso podría
ser motivo de inexactitudes que la pongan en entredicho.
Por lo tanto, la
influencia que el “impeachment” a Trump tenga sobre las próximas elecciones
presidenciales del 3 de noviembre de 2020 es completamente impredecible.
by LFP
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