Ayer viernes Lula da Silva salió de la cárcel
de Curitiba (sur de Brasil) 580 días después de su encarcelación. El líder
histórico del Partido de los Trabajadores se benefició de una decisión del
Tribunal Supremo, que declaró inconstitucional la prisión para un condenado que
no haya agotado todos sus recursos.
El expresidente de Brasil recurrirá su condena
de 8 años y 10 meses por corrupción pasiva y blanqueo de dinero en el marco de
la operación LavaJato. Al abandonar el centro penitenciario ha hecho unas
declaraciones, sobre un escenario improvisado, para salir después hacia su casa
de Sao Paulo, donde descansará junto a su familia.
La liberación de Lula se supone que tendrá una
gran repercusión política, en un Brasil muy polarizado políticamente, ya que no
pudo presentarse a las anteriores elecciones por estar encarcelado, pero sin
una sentencia aún en firme. El actual presidente, Jair Bolsonaro, no ha hecho
por el momento ninguna declaración sobre el tema de manera directa, aunque ha
alabado los logros en la lucha anticorrupción de su ministro de Justicia,
Sérgio Moro, el primer juez que condenó a Lula, que es su gran rival político.
Lula está a la espera de que el Supremo
resuelva un recurso. El exmandatario, que abandonó el poder con altísimas cotas
de popularidad por haber sacado a millones de brasileños de la pobreza, fue
condenado a ocho años por corrupción por haberse beneficiado de unas obras
realizadas por una constructora y a otros 11 años por un caso parecido. Sin
embargo, Lula afirma que está siendo víctima de una persecución política.
By LFP
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