Una investigación de la Universidad de Oxford ha concluido que un fármaco barato y disponible llamado dexametasona es el primer medicamento que, de manera comprobada, ayuda a evitar la muerte de algunos de los pacientes más graves de COVID-19.
Esta sustancia es un esteroide que se emplea desde los años sesenta para tratar asma, afecciones inflamatorias y enfermedades autoninmunes como la artritis reumatoide. La mortalidad entre los casos más graves se reduce en un tercio y en los pacientes que simplemente necesitan un suministro extra de oxígeno una quinta parte.
Estos datos suponen que la dexametasona evita la muerte de uno de cada ocho pacientes que necesitan respiración mecánica y de uno de cada 25 de los que solo necesitan oxígeno. La sustancia no es efectiva en pacientes con síntomas leves o asintomáticos.
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