El militar de mayor rango de los Estados Unidos, el general Mark Milley, jefe del Estado Mayor Conjunto, ha pedido perdón públicamente por haber acompañado vestido de uniforme de combate al presidente, Donald Trump, a pasear por la plaza de enfrente de la Casa Blanca después de que esta fuera desalojada por la fuerza por los antidisturbios hace dos lunes. Milley afirmó que su presencia podría interpretarse erróneamente como que las Fuerzas Armadas se involucran en la Política Nacional.
El 1 de junio, tras tres noches de protestas en Washington por la muerte del afroamericano George Floyd en Mineápolis bajo custodia policial, Trump se proclamó presidente de «ley y orden» y desalojó la plaza frente a la Casa Blanca, donde miles de manifestantes protestaban de forma pacífica.
Al presidente le acompañaron su hija Ivanka; su yerno, Jared Kushner; varios ministros, y el general Milley, de uniforme. Este último pasó la noche de aquel lunes supervisando desde las calles de la capital un dispositivo de seguridad para ahogar disturbios, saqueos y vandalismo. Los demócratas y algunos republicanos acusaron a Trump de militarizar la respuesta a una oleada de protestas raciales.
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