lunes, 4 de mayo de 2020

Panorama económico y resiliencia - Artículo de opinión

Ya se puede empezar a medir, a través del PIB, parte del alcance de la crisis económica que está generando la pandemia. EEUU ha sufrido una caída del 5% trimestral anualizado, poniendo así fin a once años de crecimiento ininterrumpido y concluyendo su ciclo expansivo más largo. El desplome de las ventas de coches y de servicios hizo que el consumo cayera el 8%, mientras el consumo de bienes no duraderos ha aumentado un 7%. La inversión de las empresas ha bajado un 15%, la pública un 10%. La incertidumbre ante el empleo provocará, supuestamente, una caída de las ventas inmobiliarias y de coches, que se reflejará en el siguiente trimestre. Republicanos y demócratas, que ya han acordado un plan de 2,2 billones en créditos a empresas y un subsidio para las familias, ya preparan un plan de inversión pública de igual calibre. Por su parte, China ya ha puesto en marcha un plan de inversión pública. Según el índice PMI, la construcción China parece remontar, pero la industria exportadora todavía muestra signos de crisis. 


Confiamos en que China y EEUU saldrán de la recesión, aunque no podemos aventurar fechas ni consecuencias. Sin embargo, Europa cumple las malas previsiones de datos del FMI. El confinamiento global ha afectado sobre todo a España e Italia, que cuentan con un gran peso en las exportaciones en su PIB. En Francia, España e Italia el PIB ha caído en torno al 5% trimestral, un 20% anualizado, cuatro veces más que EEUU, y en la Eurozona se ha dejado el 4% trimestral. Demos un poco de tiempo y esperemos que mejoren los datos. 


En España la crisis sanitaria y económica parece que está comenzando a generar crisis institucional. Los medios nos transmiten que Pedro Sánchez gobierna en una suerte de universo propio en el que olvida informar, de asuntos varios, al principal partido de la oposición, e incluso algunas veces a sus socios de coalición. 


El olvido volvió a ponerse patente el pasado jueves, cuando se enviaba el Programa de Estabilidad a Bruselas. Destacaremos que el Gobierno espera un caída del PIB del 9% este año, algo mayor que la ocurrida entre 2008 y 2013. Lo más preocupante es el empleo, o mejor dicho la falta de él. El ejecutivo ha informado a Bruselas que el gasto público en España crecerá un 10% en 2020. Parece inasumible para cualquier país, máxime para uno con una de las mayores deudas públicas del mundo. El Programa de Estabilidad no plantea un plan claro de reconstrucción económica o de inversión pública, lo cuál es preocupante, al menos para mí. 

En un posible futuro escenario nada halagüeño, habría que priorizar gastos. El sanitario y aliviar la pobreza que se nos echa encima son en este momento prioritarios. Subsidios de desempleo, creación de puestos de trabajo, ayudas a las ONGs, para que puedan seguir ayudando, y no olvidar seguir cuidando el planeta como medio de evitar posibles nuevas pandemias parecen apuestas viables. También habría, lamentablemente, que subir impuestos - IRPF, IVA y Sociedades - e introducir otros nuevos vinculados al cambio climático. El problema se prevé en el Parlamento, ya que estas medidas no suelen ser populares y mantener los votos parece ser una de las prioridades del actual momento político de España. En una encuesta de Metroscopia, el 49% de los votantes del PSOE y de Unidas Podemos opinan que el Gobierno no ha elaborado un plan claro para la desescalada y un 59% que no lo tiene para la reconstrucción de la economía. Lo debe tener, ya que es el Gobierno, quizá solo haga falta que lo comunique mejor. 

Pase lo que pase, no debemos perder de vista que el futuro es eso, futuro, y que cambiarlo aún se puede. Como oímos a diario en los balcones de España, resistiremos

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