Según diversas fuentes, la posible fecha que se baraja es entre los meses de septiembre y octubre, el mismo periodo de tiempo en que se celebraron los Juegos de 1964, la anterior cita olímpica en Tokio. Sin embargo, esos meses coinciden con el periodo del monzón meteorológico y con los meses en los que tienen lugar otras grandes competiciones internacionales. Además, al no contarse con la seguridad de que para entonces la pandemia esté controlada no parece prudente anunciar de momento una fecha concreta.
Como posibles soluciones se plantean, por una parte, retrasar los Juegos un año, hasta julio de 2021. Situación complicada porque los años impares se celebran los campeonatos mundiales de atletismo, natación y gimnasia, los tres principales deportes olímpicos. Por otra parte, aplazarlos hasta 2022, aprovechando que el Mundial de fútbol de Qatar se disputará en diciembre y los Juegos de Invierno en enero, sería un tercer y probable escenario.
Las consecuencias económicas de esta decisión son incalculables. Entre otras cosas, destaquemos que el Gobierno japonés ha invertido más de 35.000 millones de euros en instalaciones e infraestructuras para los 17 días de competición de 33 deportes. Además, el COI debe renegociar con las televisiones y patrocinadores los 2.700 millones de euros en que vendió la transmisión de los Juegos y millones de noches de reservas hoteleras se verán afectadas.
#yomequedoencasa,
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