El problema del campo español es complejo ya que cada cultivo tiene sus propias particularidades y problemas. Sin embargo, todos comparten una situación de falta de beneficios reales o con muy pocos márgenes, lo cual dificulta la supervivencia de los productores. Además, el problema se ha agravado en los últimos años.
En 2008 la crisis del euro provocó un fuerte repunte de los tipos de interés del crédito en España. Además, las ventas en alimentación cayeron un 15% y retrocedieron a niveles de 1995. Esto hizo que las empresas de distribución de alimentos tuvieran que reducir sus costes laborales y márgenes. Las marcas blancas ganaron mucha cuota de mercado debido a sus precios y calidad, aunque su política de márgenes mínimos ha acabado afectando a los agricultores. El problema es que a día de hoy los márgenes siguen siendo mínimos tanto para ellos como para los transportistas.
En el caso de Francia, el Gobierno fija un porcentaje mínimo de margen para cada eslabón de la cadena de valor de un producto: desde el agricultor hasta el consumidor final. Quizá esta intervención del Estado en la Economía sería adecuada, dadas las cirscunstancias del campo español.
Sin embargo, el pequeño tamaño de las cooperativas, la adaptación a la revolución digital, el desarrollo de productos biorgánicos y sostenibles son otros de los muchos asuntos que preocupan al campo. También se necesitan medidas que ayuden a superar la despoblación y la crisis al campo. Por si todo esto fuera poco, la subida del salario mínimo ha aumentado la presión sobre este sector, tan castigado en márgenes. Además, tras el Brexit habrá que aumentar la aportación a la UE y volver a tratar asuntos relacionados con las políticas agrarias comunes.
El cambio que necesita el campo español requiere medidas urgentes que garanticen un porcentaje de ganancias mínimo en todos los eslabones de la cadena de valor de los productos. También se debería promover por parte del Gobierno un mayor reconocimiento social a la labor de los agricultores.
En el caso de Francia, el Gobierno fija un porcentaje mínimo de margen para cada eslabón de la cadena de valor de un producto: desde el agricultor hasta el consumidor final. Quizá esta intervención del Estado en la Economía sería adecuada, dadas las cirscunstancias del campo español.
Sin embargo, el pequeño tamaño de las cooperativas, la adaptación a la revolución digital, el desarrollo de productos biorgánicos y sostenibles son otros de los muchos asuntos que preocupan al campo. También se necesitan medidas que ayuden a superar la despoblación y la crisis al campo. Por si todo esto fuera poco, la subida del salario mínimo ha aumentado la presión sobre este sector, tan castigado en márgenes. Además, tras el Brexit habrá que aumentar la aportación a la UE y volver a tratar asuntos relacionados con las políticas agrarias comunes.
El cambio que necesita el campo español requiere medidas urgentes que garanticen un porcentaje de ganancias mínimo en todos los eslabones de la cadena de valor de los productos. También se debería promover por parte del Gobierno un mayor reconocimiento social a la labor de los agricultores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario