lunes, 20 de abril de 2020

Bonne chance, Charlie ! - Artículo de opinión.

Hay vida después de la crisis, eso creo. Debemos centrarnos en que nos afecte lo mínimo posible. 

En Europa, Italia es el caso que más preocupa. Con un déficit cercano al 10% del PIB y una previsión de caída del 9%, el horizonte se plantea incierto. La deuda pública seguramente llegará al 155% del PIB a final de este año y sus previsiones de emisión de deuda ya eran muy elevadas para 2020, por lo que aumentarlas aún más para buscar recursos económicos no parece muy viable. 
El Parlamento Europeo, por su parte, ha aprobado una resolución que prevé eurobonos, para emitir nueva deuda que financie el plan de inversión. Sin embargo, en la última Cumbre ya se explicitó que, en el corto plazo, los países con problemas de financiación habrían de pedir un rescate al MEDE, con unas condiciones suaves aunque todavía no clarificadas. 
En Italia el gobierno parece tener los días contados, aunque todavía no sabemos si irán a nuevas elecciones, lo cual augura un caos dadas las circunstancias sanitarias, o habrá un acuerdo en el Parlamento, opción bastante complicada. Grecia, con aún más deuda pública. 

España, que debía haber aprendido del 2012 que un rescate es un escenario a evitar, parece muy tranquila ante las previsiones del FMI nos sitúan entre los países más afectados por la crisis. 
El FMI estima que el PIB español podría caer un 8%, situándose aproximádamente en cifras de 2009. En este momento la deuda pública es del 96% del PIB, frente al 35% del 2009. Las cifras lo dicen todo. Si Italia entra en la dinámica del rescate es probable que la ayuda del BCE no sea suficiente y España se vea arrastrada también. 
Sánchez se ha volcado en la crisis sanitaria y Pablo Iglesias actúa como si fuera el presidente, aunque solo tiene cincuenta y cinco escaños. Aún debe redoblar sus esfuerzos para recortar los flecos que cuelgan a su gesión: esta semana el ministro de Seguridad Social se enteró en una entrevista en la radio que el Vicepresidente le había convocado a una rueda de prensa para anunciar la renta mínima de urgencia, con la que no está de acuerdo. 
PNV y ERC, claves para la investidura de Sánchez, siguen alejándose del gobierno, criticándolo en sus declaraciones, y haciendo, sin hacer, campaña para las “suspendidas” elecciones en Euskadi y Cataluña. 
Sánchez ha convocado a los partidos con el objetivo de realizar un gran pacto político:  crisis sanitaria, plan de inversión y medidas sociales. Sin embargo no ha adelantado cifras sobre estimación de déficit, caída de ingresos y gasto en la crisis sanitaria y en las medidas ya aprobadas. Difícil pactar a ciegas.
La clave de España para financiar la deuda pública son fondos soberanos de gobiernos y grandes fondos de pensiones, por lo que habría que al menos”aparentar” serenidad frente a los inversores para que se queden en el país. El Gobierno debería cambiar tanto su política económica como su estrategia de comunicación y aprovechar las ruedas de prensa, todas, para “hablar” no solo con los votantes, si no también con los gestores de los fondos. 
El rescate es, al parecer, todavía evitable. Pero es necesario actuar desde este mismo momento y llamar a las cosas por su nombre, rescate o préstamo, y actuar desarrollando políticas económicas consecuentes. España debe enviar a Bruselas el 30 de abril un programa de estabilidad con escenario hasta 2023, donde hay que estimar el déficit estructural y, si hay un aumento, presentar medidas para corregirlo. Las subidas de impuestos, presentadas hace un año, aún no se han aprobado y, además, ya eran insuficientes antes de la crisis. Sin embargo, subir impuestos en crisis no es nada viable, así que ante el aumento de gasto sanitario, ERTEs y medidas aprobadas habrá que recortar en otras partidas para limitar al máximo el aumento del déficit y la deuda. Además, será necesario un plan de inversión para reducir el paro. 

Cuando salgamos de la recesión habrá que tomar medidas, tanto de ingresos como de gastos, para reducir el déficit primero y luego la deuda, sin poner en riesgo el crecimiento del PIB y del empleo. Hay que tener en cuenta que sin un escenario realista en 2020 y una senda creíble hasta 2023 será muy complicado que podamos financiar las emisiones de deuda. 

En el Parlamento es muy complicado que otros partidos apoyen este tipo de medidas, con coste político. La clave para España podría ser permanecer próxima al eje franco-alemán y negociar que parte de los eurobonos se inviertan en nuestro país para reducir el desempleo. 

¡ Saldremos de esta ! 
Como en la serie os deseo a todos : Bonne chance, Charlie !



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