Seamos optimistas. La primavera parece que ha apaciguado los mercados y se vislumbran rayos de esperanza.
Tanto las noticias sanitarias españolas como las que llegan de China, Alemania o Italia han mejorado durante la primera quincena de abril, y eso los ha teñido de un ligero tono verde. Además, las nuevas ayudas en política monetaria y fiscal, continuación de las iniciadas en el pasado mes, han contribuido a tranquilizarlos.
La falta de liquidez y crédito, el gran peligro de los mercados, está siendo abordado por la Reserva Federal y el Banco Central Europeo. Todo esto ha conseguido una cierta tranquilidad en los mercados de deuda y en la renta variable, reflejado en un descenso de la volatilidad, que sin embargo aún mantiene niveles elevados.
Ya se va perfilando cómo será la recuperación. China, que en la “reapertura económica” tuvo un fuerte repunte de la producción industrial, cuenta con unas estimaciones de crecimiento para 2020 que no subirán del 1%. Las esperadas este inicio de año eran del 6,5 %.
Todos los países saldrán perjudicados de la crisis, aunque las voces de muchos expertos ya se han alzado para aclarar que esperamos un año de recesión, no mucho más.
Para combatirlo se están activando programas de política fiscal que favorecen a empresarios y consumidores, sobre todo en Alemania y Estados Unidos, y de alivio fiscal, principalmente en Francia. España ya ha reforzado su programa económico para la recuperación y se espera que palíe al máximo los efectos de la crisis.
Algunas empresas ya han comenzado la publicación de resultados, avanzando la incidencia del Covid-19. Sin embargo, la mayoría se han limitado a suspender dividendo para procurarse liquidez. Realmente será en los resultados del segundo trimestre donde podremos apreciar los efectos de la la pandemia. Aunque se estima que el beneficio caerá en este trimestre de manera general un 20%, es algo menos de lo esperado y no nos sitúa en el peor de los escenarios previstos.
#yomequedoencasa
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