Esperamos un escenario complicado tras el confinamiento, eso lo sabemos. Pero España lleva saliendo desde 1975 de situaciones bastante complicadas, volveremos a hacerlo.
No siempre sucede lo peor pero bastaría dar un paseo, si pudiéramos, para darse cuenta de la gravedad e implicaciones de la situación. Además, el miedo abunda en los mercados financieros.
La globalización ha favorecido la expansión del contagio, cuyo principal canal han sido las grandes ciudades, acumulaciones de personas y buen transporte, desde donde expandir el virus a otras ciudades y al mundo entero.
En España, la situación política complica el escenario. La valoración positiva del Gobierno ha bajado veintiséis puntos en el último mes, lo cual refleja que los votantes no ven con buenos ojos la gestión de la crisis sanitaria. Por otro lado, la relación de los partidos que gobiernan en coalición, Unidas Podemos y PSOE, es cada vez menos fluida y la tensión es evidente. Además, Pedro Sánchez necesitó el apoyo del PP y Ciudadanos para aprobar los decretos porque ERC y PNV le retiraron sus apoyos. El panorama que se avecina marcado por la recesión, la creciente tasa de paro y un déficit público insostenible dificultará la aprobación de los presupuestos de 2021.
Pedro Sánchez busca la ayuda de Europa, pero no parece posible que la consiga en forma de eurobonos, sin rendición posterior de cuentas. Aunque sí parece probable que la UE apruebe un crédito sin condiciones.
La buena noticia es que el confinamiento está obteniendo los efectos deseados y no solo los contagios han dejado de crecer, sino que también ha descendido el números de fallecidos. La curva se va aplanando y el anuncio de una nueva prórroga del estado de alarma pesa. También van adelantando un plan gradual para salir del confinamiento, que alargará un poco más el de algunos. Así se conseguirá mantener a la población de riesgo protegida en sus casas.
Lo que parece evidente es que nos podemos olvidar de viajar en verano. Si los países son coherentes con lo que ha ocurrido se mirarán en el espejo de China. Siguiendo su ejemplo, a los estrictos controles en los aeropuertos habrá que sumar quince días de cuarentena en el hotel, antes de tener permiso para circular libremente. Viajar será poco viable para el común de los bolsillos. La crisis del turismo es inminente y muchos empleos dependen de él.
Desde mediados de marzo la Seguridad Social ha perdido 900.000 afiliados, el 5% del total, a los que hay que sumar los 3 millones que están en ERTE, aunque siguen afiliados.
Un mes catastrófico como ninguno.
La construcción, el sector del automóvil y otros sectores industriales se verán muy afectados. El consumo privado no parece que vaya esta vez a salvar la economía.
Seamos sin embargo optimistas, de todos es sabido que los mercados son impredecibles y a eso en este momento nos hemos de acoger.
#yomequedoencasa
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