Desde 2011, cuando la OTAN apoyó en Libia a la revuelta que acabó con el asesinato de Gadafi, el caos se apoderó del país.
Ayer el general Jalifa Haftar, líder del Ejército Nacional Libio, anunció ayer en un discurso televisado, que el Consejo militar que preside está decidido a asumir el control político de Libia. Además, Haftar dio por finalizado el acuerdo alcanzado en Skhirat en 2015 y que supuso la formación del actual Gobierno de Acuerdo Nacional -GNA- en Trípoli.
El GNA está encabezado por Fayez Serraj, cuenta con el apoyo de la ONU y es reconocido por la comunidad internacional. Sin embargo, solo mantiene el control de la capital y la zona oeste del país. Ayer mismo el GNA difundió un comunicado en el que acusó a Haftar de «dar un golpe militar a la vía democrática” y calificó de farsa “con el objetivo de cubrir sus continuas derrotas» el intento de hacerse con el poder.
Haftar, excoronel de Gadafi, cuenta con el apoyo de Rusia, Egipto, Jordania, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos, controla las principales infraestructuras petroleras y constituye la mayor fuerza militar de Libia. Hace aproximádamente un año que intenta, sin éxito, tomar la capital. Por otro lado, el GNA, con el apoyo de Turquía, Catar o Italia, resiste la incursión armada, dando lugar a una cruenta guerra interna que se ha cobrado ya más de 2.000 víctimas y ha provocado el desplazamiento de millares de familias.
EEUU, ha llamado al diálogo en un comunicado, solicitando un «alto el fuego humanitario» Sin embargo, Dmitry Peskov, portavoz del Kremlin, ha declarado que «Rusia está en contacto con todas las partes en conflicto porque pensamos que no hay otra forma de arreglar el problema libio».
No hay comentarios:
Publicar un comentario